Esta vez, la historia tiene que escribirse antes, ahora mismo, tal como está aconteciendo. No debe volver a suceder que a partir del 2017 o el 2018 la Democracia Cristiana pueda renegar hacia atrás de lo que está haciendo de manera tan abierta y clara en este 2014.
¿A qué nos referimos? A la doble dimensión histórica que se está dando maravillosamente en paralelo en estos días. Ésta:
Mientras la Democracia Cristiana se indigna con el comunista Contreras, embajador en Uruguay, porque dijo al menos una verdad -que la directiva de la DC apoyó el 11 de septiembre de 1973, lo que para los demos de hoy es falso- la DC contradice en estos días a sus socios en el Gobierno, al Partido Comunista y a parlamentarios socialistas, por exactamente las mismas razones y con exactamente los mismos términos con que se produjo el enfrentamiento entre ambas tendencias en 1973: el totalitarismo.
En agosto de 1973, en el Acuerdo de la Cámara de diputados (que la presidenta comunista del Colegio de periodistas considera contrario a la ética difundir) Patricio Aylwin aprobó que se afirmara que «es un hecho que el actual gobierno de la República, desde sus inicios, se ha ido empeñando en conquistar el poder totalŠ y lograr de este modo la instauración de un sistema totalitarioŠ».
Hoy, 41 años después, su hija Mariana, ha afirmado respecto al proyecto de control educacional que «reducir la opinión de la DC suponiéndole conflictos de intereses es lo más totalitario que hay» agregando que «lo que hay es un intento totalitario de callar a un sector que tiene una opinión distinta de cómo hacer esta reforma para implementarla en el Congreso».
Vaya notable coincidencia.
En el mismo momento en que la DC se queja de que un comunista los acusa verazmente de haber apoyado el Pronunciamiento que derribó aquel proyecto totalitario hace 41 años, esa misma DC califica a los autores del actual intento paralelo como totalitarios.
No, esta vez nadie salvará a la DC de sus inconsecuencias históricas. Sólo ella misma puede librarse de tanta incoherencia reconociendo de una vez por todas su pasado, mediante una auténtica y valiente decisión de presente: abandonar el actual Gobierno justamente porque comienza a mostrar signos de totalitarismo. Si lo dice Mariana.
Gonzalo Rojas Sánchez