Gonzalo-Rojas-Sánchez

  Muchas personas, muchas, han escrito a raíz del planteamiento referido a la posibilidad de que sea la   hora para que los conservadores formemos un nuevo partido político en Chile.

   Y, por cierto, han pedido precisiones sobre el proyecto.

   Se ha afirmado que hacen falta cuatro cosas. Concretemos las tres primeras, que son la operativas:

    a) Un ideario. Lo pueden escribir en pocas horas, entre, por ejemplo, Carlos Frontaura, Sebastián        Burr, Enrique López, Aníbal Vial, Cristóbal Orrego, Álvaro Pezoa, Julio Alvear, Raúl Bertelsen, Thomas  Leisewitz y una docena de próceres más, a quienes ruego me disculpen la omisión de sus nombres  concretos. Tenemos todo el ideario conservador nacional y occidental disponible y trabajado; aunque a  algunos les parezca algo anticuado, ellos ni de cerca han logrado síntesis creativas como el libro de  Burr, por ejemplo.

b) Unas personas. Entre todos los que se animen a darle forma a esta iniciativa, tenemos que animar a un par de grandes gestores para que lideren, tanto en lo político como en lo organizacional. He hablado de Rodrigo Álvarez y de José Antonio Kast. Los dos pueden estar disponibles si hay un planteamiento muy atractivo y un respaldo económico legítimo y bien proporcionado a su dedicación al tema. Pero entre los que se animen a discutir esta iniciativa, hay que barajar media docena de nombres más, de modo de tener un abanico más amplio de posibilidades. Deben tener entre 40 y 55 años.

c) Una hoja de ruta que presenta diversas opciones. El nuevo partido puede irse construyendo desde algunas ONG que confluyan a un proyecto común (Movilidad popular, Foro Republicano, Influyamos, y muchas otras) ; o desde los liderazgos personales de dirigentes de base en Santiago y sobre todo en regiones, esos cientos de personas que están disponibles y con los que uno se topa a diario; o desde algunos núcleos de intelectuales y profesionales, que han ido abandonando sus partidos por desilusión; o, incluso, desde los parlamentarios que a mediano plazo podrían dejar la UDI porque el partido se abandonó a sí mismo: podrían irse los que no quieren tibiezas en lo moral y cultural o los que no aceptan claudicaciones en lo histórico.

Para ir concretando esta iniciativa, con prudencia y sin apuros, harán falta muchas buenas conversaciones previas, a las que nos tenemos que dedicar en las próximas semanas. Paciencia, pero sentido de la urgencia también.

Gonzalo Rojas Sánchez – Socio Fundador Foro Republicano.